Este Artículo que he extraído de la web
www.ftbpro.com, me tocó en primera persona, creo que a todos los que estamos en este camino, el de ser y querer ser entrenador de fútbol a todos los niveles, nos duele mucho esta realidad, cuando las cosas no salen bien, que fea sensación nos queda Amigos.
Entrenadores al borde de un ataque de nervios
Sevilla 3 Granada 0. Ver a un Anquela asfixiado en un colapso nervioso, rompiendo sus últimos vestigios de cordura y marchitando hasta los tiempos infinitos su poco de calma fue realmente dramático por decir lo menos.
Si los banquillos hablasen, nos relatarían cómo se sufre, se pasa y se acaba uno la vida y sólo ahí se nos entendería un poco más a los de la profesión más incomprendida de la galaxia. Si en cada banquillo pusiésemos cámaras y micrófonos para ver, oír y palpar nuestro delirante rugido, nuestras lágrimas silenciosas, nuestro llanto mordido de emoción, las iras contenidas, las rabias censuradas y todas nuestras pulsaciones springtadas, igual nos comprenderíais un poco más.
Hace dos días echaron a Caparrós, la semana pasada a Anquela, un poco antes fue despedido Oltra, mañana será seguramente otro más y así sucesivamente, la ley de vida, vida de entrenador. Cada semana el paro amenaza a los de segunda y tercera división. Cada semana se van unos cuantos de regionales. Cada semana estos seres de carne y hueso que se dejan media vida en los campos y la otra media repartida entre vestuarios, entrenos y familia suelen quedarse sin voz, con espasmos crónicos de pecho, bronquios fisurados, anginas oxidadas y la moral muy tocada. A veces resulta tan precario este oficio, tan desagradecido e injusto que uno termina preguntándose cada lunes por la mañana “qué hemos hecho para merecer esto” Resulta que un entrenador tiene que hacer su trabajo como cualquier humano común y corriente, resulta que tiene que agradar a los suyos, a sus jugadores pero al mismo tiempo a su directiva. Resulta que el equipo que entrenas tiene unos seguidores y también te debes a ellos. Resulta que has de rendir cuentas cada semana y después de cada partido, a los socios, jefes, afición, jugadores, convocados, desconvocados, prensa roja, prensa seria y prensa amarilla, ayuntamientos, jeques, emires o vete a saber dios qué.